“¿Qué es lo que “no es
suficiente” en nuestra vida hoy?” ¿A qué nos está llamando el Espíritu? ¿Cómo
responder a las nuevas situaciones? No es suficiente saber, hay que llevar el
conocimiento al corazón y a la vida.
Seguimos
avanzando y tejiendo los hilos del co-aprendizaje en nuestra sesión. En la
segunda semana de nuestro caminar nos hemos introducido en el tema de la
Vida Religiosa y los llamados que se nos hacen desde la realidad de nuestro
mundo hoy, de allí emergen preguntas que requieren respuestas actualizadas con
nuevos enfoques. No partimos de cero, tenemos experiencias personales,
talentos, cuestionamientos y una rica experiencia fundacional como Buen Pastor
y como Nuestra Señora de la Caridad, lo importante es dejarnos guiar por las intuiciones de Santa María
Eufrasia y San Juan Eudes y preguntarnos “¿Qué es
lo que “no es suficiente” en nuestra vida hoy?” ¿A qué nos está llamando el
Espíritu? ¿Cómo responder a las nuevas situaciones? No es suficiente saber, hay
que llevar el conocimiento al corazón y a la vida. Santa María Eufrasia
supo seguir los movimientos de Dios en su corazón y responder al clamor del
pueblo de Dios en ese momento.
No es suficiente mirar las estructuras y suspirar por un cambio, el momento ha llegado de realizarlo. Fuimos invitadas a mirarnos como mujeres consagradas como Buen Pastor y Nuestra Señora de la Caridad, comprometidas con la misión hoy y a preguntarnos lo que dinamiza nuestra vida y lo que le quita energía. Hemos escuchado diferentes autores contemporáneos que han escrito sobre la Vida Religiosa para el mundo de hoy y los retos que nos presentan. “¡Si no cambiamos, morimos!” Algo nuevo está surgiendo en la Vida Religiosa pero queremos seguir buscando a Jesús entre los muertos, estamos llamadas a la transformación y a no seguir intentando encontrar a Jesús en la tumba vacía, El está Vivo, como María Magdalena debemos superar nuestra añoranza, reconocerlo e ir a anunciar la Buena Noticia: Jesús ha Resucitado. Fuimos invitadas a responder a la pregunta: ¿cómo la implementación de las nuevas propuestas que están surgiendo en la Vida Religiosa hoy, podrían marcar una diferencia para la vitalidad de nuestra misión en nuestras Unidades y en la Congregación?. La transformación no puede venir solo del exterior, necesitamos cambiar estructuras en nuestra mente, en nuestra manera de ser y hacer. Seguir creando espacios sagrados en nuestras comunidades desde el respeto y la escucha.
En esta semana también
hablamos de la Integración de la Sexualidad, empezamos compartiendo
nuestras expectativas, ansiedades y esperanzas acerca del tema. En
nuestro recorrido fuimos descubriendo el significado profundo de la sexualidad
y entendiéndola de una manera más amplia, integral e integradora. Dios nos ha
creado seres relacionales, somos parte de una totalidad, con una energía
interior que nos impulsa a ir más allá de nosotras mismas. El amor es la forma
más grande y expresiva de esta energía desde la cual Dios nos llama a crecer.
Todo
esto nos ha ayudado a profundizar en la manera de
relacionarnos con los demás, esto implica: conocimiento de sí misma,
comunicación abierta de sentimientos, vivir en libertad, evitar:
manipulaciones, abusos, querer controlar al otro/a; fidelidad a los
compromisos, etc. Por otro lado ver hasta dónde nos movemos en
relaciones no asertivas: refugiarme en el trabajo, poca humanidad en las
relaciones, no me siento confortable en la relación con el otro o la otra,
agresividad, falta de compromiso, manipular o dejarme manipular, incapacidad
para expresar sentimientos etc.
A través del juego de roles, dos grupos actuaron y mostraron el impacto que
tiene en el desarrollo de nuestra personalidad el vivir en un modelo jerárquico
nuestro ser de consagradas y especialmente en el ámbito de la formación. Estas
presentaciones nos ayudaron a tomar conciencia no solo de que el modelo
jerárquico se puede estar viviendo en nuestras comunidades sino también
llevamos estos esquemas en nuestra manera de ser y hacer. En el compartir en un diálogo abierto concluimos que el
enfoque holístico nos ayuda a crear espacios de crecimiento (acogida, apertura,
compartir sentimientos, libertad, confianza, respeto, alegría, etc.) que
generan más vida y nos permite acompañar a las formandas en su camino de
crecimiento como personas que quieren consagrarse como religiosas del Buen
Pastor o de Nuestra Señora de la Caridad.
Estos días de compartir nos han permitido tocar las
raíces de nuestro ser de mujeres, de nuestra feminidad, en una mirada justa y
asertiva para vivir en armonía nuestro ser de consagradas, en libertad y
apertura, creciendo en nuestra capacidad de intimidad, consigo misma, con Dios
y con los demás; solo encontramos a Dios que es Amor en el amor que
habita a mi hermano/a, dando y recibiendo este amor. Descubrimos que las
relaciones de amistad son importantes para el crecimiento personal en la
autoestima y un encontrarle sentido a nuestra vida de entrega.
Hemos terminado nuestro compartir
en esta segunda semana con un momento de oración que fue liberador,
integrador y sanador, tocando lo más íntimo de nuestro ser, teniendo como
símbolos el barro, el agua, la luz. Reconociendo nuestras fragilidades y
heridas pero también nuestro potencial y nuestras fortalezas para seguir
haciendo camino y seguir creciendo en humanidad.
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